La gran pendeja en época de coronavirus
La gran pendeja está de vuelta. Son las diez de la mañana, no hay nada abierto Juan. La gente a esta hora solo toma tintico, en ningún lugar venden alcohol. Esa es una cafetería. Bueno, pregunte qué viene con la botella de vino. Hay que aprovechar la promoción. Volví con una gripe espantosa y nadie me paró en el aeropuerto, no había ningún control. Ahí estaban mi mamá y mi hermano. El vinito, a los tiempos. Y él había ido a verme. Me fui con él, pero sabe Juan esta vez vine decidida a no dejarme ver la cara de pendeja. Allá tenía plata por montones, billetes que nunca habría imaginado ver en mi vida. Y me iba a unos sitios donde envían dinero a otros países y yo parada en la fila. Y hombres, los que quisiera Juan. Solo con un chasquido y los tenía ahí. Por eso cuando me invitaron a un bar elegante le escribí para preguntarle qué pido. No sabía qué pedir Juan. Bueno está el vinito. Y me deja en la casa. Y después de tres días me llama para vernos y me lleva a un lugar horrible,