Los golpes en la puerta
Los golpes en la puerta le sacaron de su letargo. Un fuerte viento golpeaba la ventana. Alguien del hotel increpaba a sus huéspedes en un alemán bávaro, como su comida. Llena de condimentos y sal. La noche anterior, Beatriz y Kai le llevaron a probar la gastronomía bávara y pidió una jarra de vino acompañada con una sopa de un plato tradicional de la cocina alemana, el leberknödel, hecha de forma artesanal con hígado de ternera picado finamente y mezclado con pan duro remojado y perejil; una especie de albóndiga cocinada en salmuera. Los golpes en la puerta le recordaron a Duncan, la imagen del orden moral frente a Macbeth de Shakespeare. Su asesinato marcaría el inicio del caos. Los golpes en la puerta le comenzaron a taladrar la cabeza, hasta que llegaron a su puerta. Con un vaso de whisky en la mano abrió la puerta y ahí estaba un joven alemán con lista en mano preguntándole a qué hora podía arreglar la habitación a todo pulmón. Al ver su indiferencia, preguntó en inglés. <&