El hermano de la Anita




<<Que despierte Wilson le pregunto por qué; los frenos creo fue lo que mandaste arreglar, si es batería te tocaría comprar otra, eso por lo general ya no se arregla. O sea que..., la batería no tiene nada que ver con los frenos hermano de la Anita; el hijo de ella mandó arreglar una cosa luego viene a reclamar porque se fundió el motor, cuando nunca se tocó el motor>>, fue la respuesta seca que recibió de Graciela cuando le explicó que casi se había matado en el auto porque seguramente se había cambiado un tubo, según le explicó desde la ventana, porque no hallaba el original. El mismo que había buscado por aire, mar y tierra y había dejado un repuesto en el maletero hace mucho tiempo. Era el hermano de alguien. No era él. era el otro, el desconocido, el que se fue un día sin mirar atrás.

El hermano de Anita se refugió entonces en la nostalgia. Ya todas sus hermanas anunciaban con publicar sus libros, sus historias. Rocío le había escrito todo un libro y le pedía no publicar solo dos testimonios relacionados con esa noche de la pelea de Maribel y Cristina y la otra de mojitos y angustias, de su pelea con Beatriz, cuando se fue a dormir luego de pronunciar diez palabras. Beatriz ya no quería opinar nada. Al principio le ofreció mascarillas Louis Vuitton para que hablara bien de ella. Para que olvidara la vez en la que le pidió a gritos ayuda.

-         Es la historia de mis hermanas. ¿Qué esperabas? Yo no soy diferente. Soy la suma de ellas.

-         ¿Y te vas a suicidar por eso?

-         No, es algo que debí hacer hace mucho tiempo, el hermano de la Anita, era el hermano de Graciela, era el hermano de Beatriz, era el hermano de Malena, era el hermano Rocío; era el hermano… Mi identidad fue reducida al hermano; por eso cuando me preguntan cuál es mi nombre digo Juan, nunca digo Juanito.

-         Es verdad, eres Juanito. Había olvidado eso. ¿Y por qué tienes miedo? ¿Por qué Juanito?


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