El muérgano

 


Objeto inútil, antigualla, dícese en Colombia; persona zafia y grosera, dícese en Ecuador. Son los significados que asigna a la palabra muérgano el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. La palabra favorita de Beatriz, cuando fingía enojarse. Cuando se enojaba de verdad comenzaba a llorar y reclamar, como ocurrió en la casa de Anita la última vez que llegó a Quito. Juan estaba con Anita, Beatriz y sus sobrinos en una mesa ante un plato de arroz con huevo y maduro frito, el plato favorito de cualquier chef. Juan estuvo a punto de marcharse mientras escuchaba sus recriminaciones. Nadie la entendía y seguía firme en su propósito de ser como Milton. El aura de la bondad por la ausencia. La cortesía no era el fuerte de Juan y comenzó a refutar sus argumentos. Se puso de pie y caminó de ida y vuelta a lo largo de la mesa. A su memoria llegó un axioma de Baruch de Espinoza: De una determinada causa dada se sigue necesariamente un efecto, y, por el contrario, si no se da causa alguna determinada, es imposible que un efecto se siga. En la mesa hubo un minuto de tensión, de alguna forma sabían que si en ese momento salía no volvería. Tal vez se habría ido a refugiar en el perfume sin perfume del Marbelys, la periodista venezolana que nada sabía de perfumes, solo de relojes. O simplemente se habría ido a encerrar en su casa a jugar al jardinero fiel, hasta su viaje a Montañita. <<¡Ah!, gracias por decirme para qué fuiste a Alemania>>, siguió. Por alguna extraña razón sus hermanas saldaban sus diferencias midiendo quién había sido más injusta. <<La esencia de todo lo que puede concebirse como no existente no implica la existencia>>, dice el axioma siete de la Ética demostrada según el orden geométrico, el mayor tratado filosófico de Baruch de Espinosa, el ebrio de Dios, rechazado por la hija de su profesor de Matemáticas. Aunque el axioma que más inquietó a Juan, cuando comenzó a leer al ateo sistemático, al panteísta impregnado de fervor, al místico, al materialista y al idealista era el axioma seis: Una idea verdadera debe ser conforme lo ideado por ella. Se sentó y terminó de comer el arroz con huevo frito, que lo acompañó con un trago de Pájaro azul, el licor artesanal más famoso de Ecuador asociado en su infancia con esa canción de los hermanos Benítez y Valencia e interpretada por tantos, Avecilla. La escuchaba cuando era niño y en las mañanas salía de la finca y caminaba hasta a Camarón, el pueblo de su infancia, con su cancha de voley, y veía a las ocho de la mañana a gente sentada en las mesas con bosques de cerveza, mientras en la rockola sonaba Avecilla.

Ese día Juan no dijo nada, solo se despidió y se fue a un club nocturno. Ahí no había tristeza ni tiempo. En la barra pidió tres cubas libres sin coca cola y salió. En su casa buscó en su librero la Ética demostrada según el orden geométrico. El axioma cuatro decía que el conocimiento del efecto depende del conocimiento de la causa. La proposición dos decía que no puede una cosa ser causa de otra, si entre sí nada tienen en común. Quod erat demonstrandum. La magia, en palabras de Eliphas Levy. Y se fue a dormir.

Días después volvió a ver a Beatriz en la casa de Anita, que siempre hallaba la oportunidad para recriminarle el por qué iba a visitar a Graciela y no llegaba a su casa. <<Porque no se divorciaba. Si no se hubiera divorciado usted nunca habría conocido esta vida glamurosa que vive ahora, siempre de farra y de viajes, hasta más que yo>>, le dijo Juan. Todos estaban preocupados por cerciorarse de que estuviera abierto un sitio donde vendían chinchulines, lo único que al parecer arreglaba la flora intestinal de los visitantes del extranjero a Quito. Más personas llegaron; Milton y su esposa que comenzó a planear con Beatriz visitas a los centros de estética de la ciudad. Todos pensaban que ella era la mejor amiga de Graciela con quien Beatriz todavía no cruzaba palabra alguna. También estaba Susana que pronunció sus palabras. Juan le preguntó a Maribel si le había traído los juguetes sexuales, las cadenas, el látigo, las esposas, el pay de piña y maracuyá. <<Yo siempre le he dicho que eso es normal. ¿En Brasil? Válgame Dios >>, le dijo Maribel en Frankfurt.

<<Vamos, te voy a mostrar que Quito puede ser más divertida que Frankfurt>>, le dijo a Beatriz. <<No quiero ir a un night club, porque también estoy invitada, ¿verdad?>>, dijo Maribel. Llegaron a un bar de la Foch donde un grupo tocaba en vivo. Y después de los tres primeros cocteles Beatriz y Maribel ya estaban sobre la mesa haciendo coro al vocalista, como si estuvieran en un concierto de música electrónica en Montañita, sin Éxtasis de por medio, esa pastilla Mercedes Benz. Y para variar, Beatriz no quería que reclamara nada al mesero, porque por arreglar una mesa para unos diez turistas les dejaron encerrados como en un corral. <<No digas nada. No hables, yo hablo>>, le dijo.

Era un mes antes de que la pandemia del coronavirus amenazara al mundo, cuando estar cerca de alguien no era un peligro, cuando el distanciamiento social era una cuestión de lobos esteparios excéntricos. Cuando su viaje a Montañita se pospuso. Cuando se encerró a escribir la historia de sus hermanas.

-         En los tiempos sin WhatsApp todo era más fácil, la gente solo necesitaba desaparecer en la misma ciudad, evitar las llamadas o apagar el celular. Las distancias eran más grandes y las ausencias más prolongadas. Uno se podía pasar horas mirando a una mosca en una telaraña para disfrutar el goce de verla atrapada en el regazo de una araña –le dijo Juan a Marbelys, recostada en su cama mirando el techo.

-         Y qué paso con tu Lorena –le preguntó.

-         Nada, sigue enamorada de su exnovio. Le va a tomar mucho tiempo reparar sus daños. Así es el amor. ¿Sabías que conozco a alguien que cree firmemente en el pecado? Es pecado solo sentarse en una cama que no es la suya. Se supone que eso dice la Biblia, claro que no ha leído la Biblia en su idioma original, ni en griego. Ni en el hebreo antiguo, ni en sanscrito. Tal vez ese sea el pecado original. La virtud. La virtud de la inocencia. La venganza. Entonces la manzana no es la manzana del pecado original es solo una fruta, puede ser cualquier fruta. Aunque ahora gracias a la arqueología es fácil conocer qué frutos son originarios de tal o cual región. Claro, todavía no sabemos dónde estaba el paraíso.

-         Mucho drama chico.

-         Y eso que recién comienza. Te voy a contar la historia de un viaje que hice con Graciela y Rocío a Guaranda. Y de otro que fuimos a Ipiales y de una conversación al regreso, pasando Mascarillas.

-         Avecilla.

-         No hay avecillas en mi familia.


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